Macondo: del papel a la televisión
Sobre la adaptación de la gran novela de Gabriel García Márquez
Ricardo Montilla, director
12/25/20242 min read
![](https://assets.zyrosite.com/cdn-cgi/image/format=auto,w=812,h=518,fit=crop/Aq20ODnL9wulbl3q/macondo-mnlqBjp1Zqcx7NQd.png)
![](https://assets.zyrosite.com/cdn-cgi/image/format=auto,w=328,h=320,fit=crop/Aq20ODnL9wulbl3q/macondo-mnlqBjp1Zqcx7NQd.png)
Macondo: del papel a la televisión
Mario Vargas Llosa definió novelas como Cien Años de Soledad con el término Novelas Totales. Son aquellas que logran representar la realidad en todos sus niveles a través de la creación de un universo completo en sí mismas, con sus propias reglas, recursos y códigos: "autorreferencial, ambiciosa y paradójica", dijo. Otro ejemplo es El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Digo esto sólo para dimensionar el tamaño de la empresa que se propusieron los directores y productores de la serie Cien Años de Soledad y mi sentir personal es que lograron una muy buena adaptación. Detrás de esa puesta en escena hay bastante trabajo de calidad.
Como toda adaptación, tiene sus más y su menos, pero en términos generales cumple más que satisfactoriamente en desafíos enormes como recrear Macondo y su ambiente con gran detalle: los colores, la luz, los elementos de la naturaleza, los sonidos y hasta la temperatura y la humedad del Caribe.
Hacer una serie para televisión de una novela que es escasa en diálogos es un reto que resuelven bien con el recurso del narrador y tal vez sea una coincidencia, pero su voz se me antoja parecida a la de Gabriel García Márquez. Me demoré un poco en cogerle el ritmo a la narración. Tal vez los primeros capítulos tenían esa intención de parsimonia descriptiva, pero ya en el segundo tercio encontré un ritmo más fluido y acorde con la fuerza de los acontecimientos.
Un muy buen elenco y sus interpretaciones ayudan a sortear el lance de ponerles cara y voz a los integrantes de la saga Buendía y que resulten cercanos; que superemos nuestras propias imágenes que podrían ser una tara y aceptemos que ese es el coronel Aureliano Buendía y aquella es Úrsula Iguarán.
La serie logra contar o al menos asomarse a algunas de las historias que hay dentro de la historia de Cien Años de Soledad. Ver en la pantalla trazos de la Cándida Eréndira y su abuela desalmada o de La Hojarasca es reconfortante.
Por último destaco la música. Me gustó mucho lo que hizo Puerto Candelaria ahí, junto a una cantidad de artistas que no conozco, no sólo para recrear lo que suena en Macondo; la música que los personajes hacen y escuchan, sino la que acompaña las escenas y logra las transiciones entre ellas.
Para los espectadores no lectores, quizá sea una puerta de entrada a la novela. A mí me dieron ganas de volverla a leer y si no lo hacen está muy bien. La serie se defiende con méritos propios, ojalá se den la oportunidad.
Ricardo Montilla Muñoz
Director